Parece estúpido pero así es... estoy segura que no soy la única que tiene a brincarse esta delgada línea entre la preocupación y el enojo.
La incertidumbre conduce a la preocupación, y el no saber qué pasa, esa sensación de impotencia... cuando finalmente se resuelve hace que el enojo surja, aunque no necesariamente debiese ser así. Más bien debiese ser el alivio, la paz, la tranquilidad.
Pero en mi caso cede al enojo, al reclamo... aunque el / la otr@ nada tenga de culpable. Tal vez sea la falta de razones... o que espero que alguna razón me dé.
Tal vez mis expectativas son altas y ese sea, precisamente, mi gran problema. El que yo espere algo de los otros es un rollo que yo me creo, que yo genero y que le impongo al otro como si fuese de suyo. Esta área debiésela trabajar más.